Durante las próximas semanas, muy cercanas a las vacaciones de Semana Santa y que a su vez coinciden con el final de uno de los periodos escolares, podemos observar cómo muchos de nuestros niños se encuentran ansiosos por alejarse de los centros escolares, así como de los libros, las tareas, las horas de estudio interminables y tomar un pequeño descanso pero ¿hasta qué punto es beneficioso desvincularse totalmente? ¿deberían seguir realizando actividades durante las vacaciones o es mejor descansar? A lo largo de las siguientes líneas hablaremos sobre el debate que genera la continuidad escolar.
La continuidad de los escolares durante los periodos estivales suele ser uno de los conflictos más actuales en las familias puesto que, muchas de ellas no sabrían qué es más beneficioso para sus hijos, por un lado, desconectar absolutamente de las tareas escolares o, por otro lado, continuar con las actividades escolares.
Aunque las vacaciones se encuentren ligadas a la diversión y al tiempo de descanso, estas pueden tener un impacto significativo en el progreso académico de los estudiantes. Por ello, mantener una cierta continuidad durante los periodos estivales nos otorga numerosos beneficios pudiendo destacar los siguientes:
- Evitar la pérdida de conocimientos.
- Desarrollar hábitos de estudio.
- Afianzar los contenidos adquiridos a lo largo del curso escolar.
- Reforzar los aprendizajes.
- Mantener la rutina.
Pero ¿qué podemos hacer para garantizar esta continuidad? Esta es una de las preguntas que más se suelen realizar las familias. Algunas estrategias o actividades que podemos realizar podrían ser:
- Escuelas vacacionales.
- Lectura diaria.
- Juegos educativos.
- Cuentacuentos.
- Actividades artísticas (manualidades).
- Actividades culturales (visitar museos).
Siempre que vayamos a presentar a los niños actividades educativas en citados periodos, es imprescindible hacerlo desde una perspectiva lúdica (TIC, juegos, arte…), de manera que este desarrolle interés por seguir adquiriendo conocimientos y así disfrutar del proceso de aprendizaje.
Encontrar la manera de que los escolares perciban estas actividades como una actividad de ocio y lúdica, sin obligaciones, convirtiéndolas en una fuente de crecimiento y de disfrute personal, sería la herramienta más efectiva para poder trabajar los contenidos curriculares.
Entonces, ¿sería mejor que nuestros hijos no descansen en vacaciones? La respuesta es no. Es igual de importante el descanso como el trabajo académico por lo que lo ideal sería encontrar un equilibrio entre ambos aspectos. Por ejemplo, podemos dedicar unas horas por las mañanas para trabajar elementos académicos y por las tardes descansar, en particular practicando algún deporte, viendo una película, dibujando y pintando, cocinar, jugar al aire libre o realizar juegos de mesa, entre otros.
Además, cabe destacar que todo lo citado anteriormente podemos extrapolarlo a diferentes disciplinas, tales como logopedia, pedagogía, psicología o terapia ocupacional, entre otras.
Espero que os haya gustado este post y si necesitáis orientación sobre qué tipo de actividades podéis proponer a vuestros hijos durante las próximas vacaciones de Semana Santa, ¡no dudéis en acudir a nosotros!
Cruz María Puerta Gómez
Maestra en Educación Primaria
Serendipia. Centro de Terapias y Formación.