¿RABIA Y RABIETA SIGNIFICAN LO MISMO?

Es muy habitual que las familias acudan a nuestro centro a buscar la “receta mágica” para lidiar con las explosiones de nuestros peques, a buscar aquellas estrategias para eliminar y extinguir la rabia. Yo creo que para poner en marcha esa “receta” (que realmente no existe una receta universal y mucho menos mágica) primero tenemos que conocer los ingredientes y, en la nuestra, los principales sin duda son COMPRENDER QUÉ ES RABIA Y QUÉ ES UNA RABIETA.

La rabia o ira pertenece a las cinco emociones básicas (miedo, tristeza, ira, alegría y asco) y todos la experimentamos como desagradable, pero es, como todas las demás, totalmente necesaria, y por ello, papis y mamis, no tenéis que buscar eliminarla. Seguramente, hayáis escuchado que dichas emociones básicas se catalogan como negativas y positivas, ¿no? y qué desafortunados somos que entre esas cinco… ¿solo hay una positiva?

Veréis, la ira es una emoción normal y sana que nos prepara para el ataque de forma involuntaria e inconsciente. Se trata de una emoción de defensa que nos proporciona esa fuerza para poder tomar nuestras propias decisiones, para rechazar aquello que no nos gusta, que nos duele, que no nos hace sentir bien, en definitiva, para poner límites.

En el caso de nuestros peques, su corteza prefrontal (parte del cerebro que se encarga del control de las emociones, entre otras funciones) aún no está preparada para responder ante la ira de la misma manera que un cerebro maduro, es decir, un cerebro adulto.

Estoy segura que todos cuando entramos en rabia se nos hace muy difícil razonar y poner en marcha aquellas estrategias de manejo emocional que hemos aprendido o aquello que nos habíamos propuesto (no voy a gritar más…). Imaginaos lo dificultoso que les resultará a ellos cuando le exigimos que se controlen y que corten su enfado, porque posiblemente ocurrirá todo lo contrario que buscamos: subir la intensidad y duración de la rabia. Y es a partir de ese momento cuando ya podemos hablar de la aparición de la rabieta.

La rabieta la podríamos definir como aquella conducta descontrolada y desproporcionada asociada a la aparición de la ira. Lo que ocurre en ese momento es que el cerebro de nuestros niños y niñas, como ya he comentado, no está lo suficientemente desarrollado para poner en orden lo que tiene que hacer con esa emoción.

A todos nos gustaría que nuestros peques sean capaces de poder poner límites y ser fiel a sus principios, de renunciar a una situación dónde no quieren estar o de defenderse ante otros que le hacen sentir mal. Para lograr todo ello, primero tienen que identificar y comprender su emoción y las sensaciones, pensamientos y acciones que lleva consigo.  ¿Y cómo pueden hacerlo? los niños desde edades muy tempranas necesitan un adulto que le comprenda, le ayude y le guie a gestionar y REGULAR su rabia.

En consulta es frecuente que las familias me describan alarmados la conducta de sus hijos: grita, escupe, aprieta los puños, da patadas al sofá, insulta…  Ahora bien, la pregunta que a mi parecer es clave para atender y empezar a trabajar estas situaciones en sesión y trasladarlas a casa, es que se cuestionen: ¿cómo reacciono yo (como padre, madre, cuidador, educador) ante el enfado del peque?

Os dejo algunas de esas celebres frases que hemos podido utilizar en más de una ocasión cuando nos hemos sentido desbordados ante una rabieta (en ocasiones de más de una hora de duración):

– ¡Como no te calmes te quedas sin ir al parque!, – ¡cállate ya, no quiero escucharte más!, – ¡todos los días igual, a ver si aprendes de tu hermano!, – ¡me voy de aquí, cuanto te calmes, vuelvo!,- ¡vete a tu habitación y hasta que no reflexiones sobre lo que has hecho, no salgas!, – ¡no ves que todos te están mirando, pensaran que te trato fatal!

¿Creéis que de esta manera estamos dotándole de estrategias para que sepan y aprendan a gestionar su ira?

Fijaos, las rabietas de los peques principalmente se van a producir cuando perciben que algo es injusto (bajo su criterio), por ejemplo, hacer una cosa que no le gusta o no le apetece en ese momento, cuando no ha alcanzado o conseguido un objetivo, por ejemplo, no ganar al parchís o cuando las necesidades de los peques no han sido cubiertas, por ejemplo, cuando no ha descansado bien o tiene hambre.

Las rabietas son evolutivas, aparecen desde los primeros días de nacer. Igual que se detecta darle de comer cuando el bebé llora porque tiene hambre, detectemos ahora qué es lo que realmente necesita nuestro peque: A VOSOTROS.

RECOMENDACIONES GENERALES PARA EL MANEJO DE LA RABIA

  • Buen trato en la infancia.
  • Crear vínculos afectivos favorables (apego seguro).
  • Acompañarle en sus emociones.
  • Enseñarle a identificar qué es lo que le pasa, qué siente en su cuerpo, porqué se siente así y qué puede hacer.
  • Ayudarle a trabajar su autocontrol.
  • Explicarle por qué ha sentido rabia (una vez pasado el momento de rabieta).
  • Normas y límites establecidos de forma clara.
  • MANTENER LA CALMA, respira y sé paciente.

Llegado al final de esta publicación, confieso que me gustaría haberme detenido en otras cuestiones clave como son la gestión emocional, autorregulación, tipos de apego, validación emocional, normas y límites… Si a vosotros también os ha ocurrido, no dudéis en dejad un comentario en nuestras redes (serendipia.terapiasyformacion) para hablar de estos puntos u otros que os sean de interés.

Lorena Martínez López.

Psicóloga.

SERENDIPIA. Centro de Terapias y Formación.